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viernes, 21 de octubre de 2011

Meditación con la llama Arco Iris



Cierra los ojos, respira profundamente largo rato y cuando estés relajad@, imagina que de tu alma brotan haces de luz que atraviesa el chacra de la coronilla y se elevan libres y livianos al Universo para absorver todo lo bueno que está allí para ti, mientras que de tu chacra sacro (en la base de la columna) salen rayos de luz que se unen al corazón de la Tierra.

Una vez allí, absorbe la energía rojiza de la Tierra, que sube hasta el chacra sacro para nutrirlo.

Llénate de esa energía como hij@ de la Tierra que eres, mientras le entregas al planeta todo el dolor
que te aflige para que lo transmute, lo alquimice y lo transforme en su vientre de tierra.

Sigue respirando lentamente, mientras disfrutas del proceso. Después, una llama arco iris sube por t
us pies, piernas hasta que cubre todo tu cuerpo. Viene a a llevarse lo que ya no te sirve y a traer la magia y la emoción de lo nuevo en tu vida. También puedes pedirle a la llama arco iris que se lleve el dolor de otra persona o incluso visualizar que tú o otra persona se sana iluminada por esta llama milagrosa.

Acto seguido, acoge en tu corazón a la Madre Tierra y cúbrela de llama violeta transmutadora y de llama verde sanadora e imagina que el mundo es un lugar hermoso donde se puede vivir en paz, cómodamente, sie
ndo uno mismo y con tu pleno potencial en el aquí y el ahora. Esa llama violeta y verde retorna el equilibrio al planeta: a los océanos, a los animales, a los bosques, al subsuelo, a las ciudades...

Aprovecha este momento sagrado e íntimo para agradecer todo lo bueno que la vida te ha brindado. Seguro que tienes muchos motivos para estarle agradecid@ al mundo que te vio crecer. Desea lo mejor también a los tuyos, a todos los seres humanos y a todas las criaturas de la Tierra, especialmente, a las más desprotegidas y haz llegar tu deseo a todas las formas de vida sobre la faz de la Tierra, incluso a las más básicas, como las células.


Envía sanación y amor a otros Universos y a todos los seres de luz que trabajan por el bien de la humanidad. Y tras este momento, déjate llevar, no planees nada y visualiza un regalo que te hace para ti la Madre Tierra en forma de imagen, color, sensación. No se lo cuentes a nadie, será vuestro secreto. La Madre Tierra incluso puede susurrarte unas palabras o lo puede hacer tu ángel de la guarda o alguna hada juguetona que viene a recordate que la vida es un juego alegre y que todo es temporal, sencillo
y mágico por lo que no vale la pena enfadarse tanto por cosas que no tienen tanta importancia. Ríete de todas esas cosas y trata de comprender e integrar la lección que te brindan.



Y, finalmente, acuérdate de los más desfavorecidos, de los que ahora no están sonriendo y envíales tus mejores deseos y acuérdate de toda la prosperidad y la dicha que la existencia te ha regalado y que, quizás antes, no habías sabido apreciar como ahora. Y sobre todo, en tu vida, siempre que te sea posible, no vayas deprisa. Detente y sé consciente de lo que eres, de lo que haces y de cada instante fugaz, tan fugaz que pasará de largo, como el aleteo de un hada, que es tan ligero, rápido y espontáneo que te da la impresión de que no lo has visto... Que nada bello te pase de largo, mientras esté ahí, valóralo y cuando deba marcharse, déjalo ir. No poseemos, sino que observamos y, de este modo, la vida cobra un cariz más tranquilo, en armonía con la conciencia.
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martes, 30 de agosto de 2011

Meditación en la vibración del amor para el planeta

Visualizo al planeta ante mí y recuerdo, como desde que yo era pequeñ@, la Madre Tierra me ha colmado de bendiciones y de amor en una actitud casi devocional hacia la especie humana.

Ella me ha acogido sin esperar nada a cambio y, sin embargo, ahora Gaia está seriamente amenazada. Por eso, rememoro todo lo bueno que me ha brindado y visualizo como desde mi corazón hasta ella nace un río por el que fluye la enorme corriente del amor que yo le envío a ella.

Ese río amoroso es un vínculo que nunca se romperá. Es un río caudaloso que ahora se une a los otros ríos que manan de otros corazones conscientes de la necesidad de elevar la vibración mundial y de la situación de alerta de nuestro planeta. Nuestros corazones bombean al unísono a un ritmo poderoso para proteger a nuestra madre y, de este modo, le devolvemos el amor que ella nos ha dado.

Millares de ríos de esta energía del corazón se extienden alrededor del alma del planeta y la rodean amorosamente. Y yo me uno a ese abrazo.

Sin embargo, yo decido ir un paso por delante y le entrego al planeta mi dolor para que lo transmute y, del mismo modo, le pido a la madre naturaleza que también me entregue el suyo.

No corro ningún peligro pues ella alquimizará mi dolor y yo, rodeada y ayudada por legiones de seres de luz de hadas, ángeles, duendes, gnomos y elfos, purificaremos las lágrimas de la madre Tierra para que sea lo que vino a ser: una preciosa y sonriente alma azul del Universo.

Esta limpieza mutua se lleva a cabo con confianza y en calma y, una vez amb@s purificad@s, nos abrazamos y recordamos lo que somos y ejercitamos nuestro derecho a que se nos deje ser en paz y en unidad con la vibración del amor.

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sábado, 30 de abril de 2011

Meditación con las llamas

Desde el silencio, la sensibilidad y la pureza del corazón de los duendes y los gnomos, nos llega esta meditación en la cual podemos visualizarnos tumbados o sentados en nuestro jardín mental de libertad y ligereza. El jardín es agradable y espacioso y en él podemos colocar la mejor de las bendiciones, la visión más hermosa que podamos imaginar. Está allí para nosotros y, desde este momento, agradecemos con la luz del alma que esté presente en nuestras vidas. En este jardín particular sentimos como la brisa se escapa de entre las hojas de los árboles a nuestro corazón y nos llena de plenitud y de calma infinita. El trino de los pájaros nos atraviesa el alma y parece querer estirarla hasta la profundidad del cielo. Es como si nos recordaran que venimos de allí, de esas estrellas centelleantes que cada noche velan por nuestros sueños.

La quietud de este jardín nos lleva a sentir a nuestro ser pletórico, en el centro del pecho, irradiando hacia fuera, pero nosotros nos centramos en sentirlo en la parte central del pecho para seguir profundizando y recreándonos en la infinitud y la certeza que brota de la conexión con el silencio interior, de la conexión auténtica con uno mismo.

Seguimos fundidos en la paz de este edén verde que nos invita a llenarnos de la llama violeta que nace desde nuestros pies y, lentamente, se eleva por todo nuestro cuerpo hasta nuestra coronilla. La llama violeta se lleva lo negativo para convertirlo en luz pura y radiante para cada una de nuestras células. Esta llama nos aporta seguridad y certeza para abrirnos a lo nuevo y lo desconocido e invitarnos a transformarnos en ese árbol cuyas raíces están fuertemente arraigadas sobre la tierra pero cuyas hojas y ramas se mecen en la dirección de viento que sigue su propio camino y se adapta a las corrientes de aire que se mueven en el instante. Y no habrá siempre golpes de aire pues el árbol sabe que en algún momento todo estará quieto y calmo pues él ha nacido del silencio y, por ello, el silencio regresará a él. Él sabe esperar con paciencia, confianza y aceptación.

Desde la posición de este árbol personificado en nosotros, los gnomos y los duendes nos sugieren que sigamos enraizados en la llama violeta que ahora emana de nuestro corazón y la reforcemos con la llama rosa del amor y las enviemos allá donde nuestro camino del alma esté escrito. Enviamos con confianza las llamas violeta y rosada desde nosotros hasta donde nos dicte el alma y aunque en ese momento no sepamos exactamente adonde la dirigimos, la vida acabará por llevarnos hasta ellas y allí estará esperándonos el poder de estas llamas regeneradoras, amorosas y divinas.

Compartimos este instante con la humanidad a la cual le enviamos el poder de estas llamas vivas en nuestro interior con la seguridad de que está hecho y abrimos los ojos para agradecerle a la existencia la magia de este momento.

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viernes, 22 de abril de 2011

Meditaciones por el planeta Tierra

22 de abril de 2011: el día del planeta Tierra.

El Día de la Tierra es un día festivo celebrado en muchos países el 22 de abril. Su promotor, el senador estadounidense Gaylord Nelson, instauró este día para crear una conciencia común a los problemas de la superpoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra (http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_la_Tierra)

Las hadas, los elfos y los gnomos nos susurran esta hermosa meditación que nos conecta con el corazón de la Madre Naturaleza:

Imaginemos que estamos frente a un ciruelo de hojas rojas, el mismo color de la energía que irradia el núcleo de la Madre Tierra.

Abrazamos ese ciruelo y prestamos atención a la sensación de anclaje que se desprende del hecho de ser conscientes del peso de nuestros pies cerca de él y de cómo a través de ellos podemos absorber energía roja del alma del planeta tierra.

Esta energía se asienta en nosotros y transmuta cualquier sufrimiento o preocupación en amor, fuerza y claridad.

Nosotros absorbemos por nuestros pies hasta la cabeza energía roja terrenal que arrastra lo negativo y lo transforma para nuestro mayor bien. Este es el regalo rojo que nos brinda La Tierra y que veremos materializado en nuestra existencia en forma de experiencia o de mágica sensación. La energía roja que ahora nos recorre nos recuerda nuestro vínculo terrenal por derecho de nacimiento en este planeta y nos brinda la sensación de reconocernos hijos de la Madre Tierra, de esa madre, testigo de nuestro primer aliento en su regazo y de nuestro crecimiento hasta nuestros días sobre su faz. Esa madre que nos ama, que nos sustenta y que nos brinda lo necesario para subsistir y a la cual, desde nuestra posición meditativa, ofrecemos amor, respeto y agradecimiento. Antes de despedirnos, imaginamos al planeta como el punto azul más bello del Universo y le agradecemos el milagro de la vida que se gesta en forma de animales, plantas y personas desde hace millones de años en su vientre, al igual que lo hacemos con nuestra madre biológica, aquella que nos acogió en su útero y que nos hizo el mejor regalo: el de la vida aquí y ahora en este maravilloso planeta.

Otra meditación que nos proviene de la sabiduría de los duendes es la siguiente:

Visualizamos como con unos grandes brazos de luz somos capaces de abrazar el alma del planeta tierra y ella nos devuelve una lluvia de colores que nos penetra por el ombligo y asciende por la columna hasta el corazón. Así que ahora irradiamos una energía nutritiva y poderosa que el alma de Gaia nos ofrece a cambio de nuestro abrazo. Es una energía que podemos tomar y sentir cada vez que lo deseemos.

Sin embargo, una vez nos hemos recargado con esta energía multicolor y sus múltiples propiedades: alegría, paz, entusiasmo, felicidad, etc. enviamos un chorro de esta energía, la cual brota desde nuestro interior como una caudalosa cascada, a todo el planeta, de modo que bañamos cada parte de La Tierra con esta energía. Con este proceso, nosotros nos hemos enriquecido y fortalecido y, en agradecimiento, le hemos retornado al planeta parte de la energía que nos ha brindado pero recargada con nuestra arma más mágica y sublime: nuestro amor, ese amor que albergamos en el ser y que ahora hemos repartido al mundo. Podemos finalizar nuestra meditación pero nuestro abrazo continúa pues el vínculo con el planeta sigue…

Los gnomos son unos seres sensibles y tímidos que honran la naturaleza y habitan en los árboles. Los aman por encima de todo pues admiran en ellos su estabilidad, su conexión con el ser y el proceso de transformación de energía que opera en ellos. Los gnomos son tan receptivos y especiales que pueden escuchar a los árboles y hablar con ellos. Los gnomos nos aconsejan que cada día nos tomemos unos instantes para sentir a los árboles o sentirnos como ellos. Ellos siempre están ahí a pesar de todo, siguen impasibles y presencian y viven con aceptación todos los cambios de las estaciones. La brisa susurra entre sus hojas, los copos de nieve se posan en sus ramas cada invierno, la lluvia les alimenta y el sol les acaricia el alma en verano. Los árboles sienten desde el silencio del ser y de ahí nace una poderosa sabiduría que los conecta con el alma de la madre naturaleza pues ellos tienen la certeza de ser sus hijos, de estar arraigados en el ahora y de alimentarse del amor de algunos humanos y de los seres elementales, lo cuales los cuidan con devoción, además de los nutrientes que absorben sus raíces del manto terráqueo. Abrazar un árbol es abrazar la estabilidad, la paciencia y la observación desde el interior, esa que no etiqueta y que nace de la luz pura del ser. Abrazar a un árbol es fundirse con su proceso de renovación y/o floración cada primavera, habiendo dejado todo lo que no nos sirve durante los meses fríos para renacer transformados en la flor de nuestro corazón, esa flor que se abre libre y pura para disfrutar y tomar consciencia del instante que seguirá con su eterno proceso cíclico de transmutación a través del fruto, de su caída y de su eterno nacimiento.

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sábado, 12 de febrero de 2011

Meditaciones de purificación

Los seres de luz nos ofrecen una meditación de purificación del cuerpo y del alma para sentirnos renovados, frescos, vitales, emprendedores y, por tanto, con el poder de llevar a cabo nuestra misión en el planeta, de tal manera, que aquello que más deseamos, vea la luz ante nuestros ojos gracias a la fe del corazón y a la divinidad de nuestra alma.



En esta meditación de purificación interior los ángeles y las hadas nos alientan con amor incondicional a que visualicemos como el agua cristalina recorre nuestro cuerpo por dentro y por fuera. Esto nos produce alegría. La temperatura del agua es templada pues en ella reside la simiente del amor, de la calidez y del equilibrio emocional, aquél que sabe encontrar el punto medio en base a la equidad, la sabiduría y la intuición. Sin embargo, es un agua transparente pero no líquida pues se trata de un agua luminosa. Es una suave energía en un estado entre el líquido y el lumínico que nos nutre y nos limpia para que todo aquello no adecuado se desprenda y se despida de nosotros, ahora en paz. Esta agua de luz purifica cada órgano, le sonríe y le agradece que lleve a cabo su función y que ahora nos sintamos sanos y en armonía con nuestro entorno interior y exterior. Gracias a este proceso, ahora nos sentimos nuevos y abiertos a lo desconocido, a lo mágico y a lo próspero en nuestras vidas.


Una vez esta dulce corriente de agua de bendiciones nos ha rodeado el alma y nuestros órganos, vemos como se va, marchándose por cada pliegue y orificio de la piel y despidiéndose de nosotros que ahora nos sentimos más conciliados con nuestra existencia.

Otra meditación de purificación que nos regalan los duendes y los elfos es la siguiente:

Nos hallamos frente a una cordillera de montañas, donde sus espíritus sagrados están a cargo de plantar la semilla para que podamos desarrollar e implementar el poder de nuestro potencial interior y creatividad en el exterior, el cual nos conduzca a una vida vivida desde el gozo, la autonomía y la plenitud de la existencia en sí misma, que abre los ojos al ser.



En esta cordillera sagrada nos llama la atención un pequeño volcán, que trasladamos a nuestro interior. Una vez ahí, experimentamos una leve erupción interna, que es tan suave que expulsa lo dañino de nosotros pero respeta y revitaliza lo positivo que existe en nuestro interior. Este volcán se ha llevado los pensamientos negativos, el dolor y el resentimiento y nos ha abierto al olvido y al perdón pues su energía transformadora es enormemente poderosa y ahora está acariciando nuestra conciencia.

Finalmente, sentimos como vibraciones de color magenta o morado de energía circular en espiral salen de nuestro cuerpo ahora limpio y renovado para seguirse llevando aquello que nos ha atrapado hasta ahora para liberarnos y sentirnos libres desde el presente. Por tanto, ahora nos sentimos livianos, ligeros, alegres, en paz con lo que somos y con lo que nos hemos convertido y desde esta posición afirmamos:

“Permito que esta sanación se instale en el ahora y en cada acto de mi vida.”

“Comparto esta sanación con todo lo que me rodea y veo como se expande en forma de estrellas hacia el cielo para que su luz impregne a todos aquellos que duermen y ayude a cobrar forma a sus sueños.”

“Envío sanación al planeta Tierra para que se viva un despertar masivo y se ame al corazón de la madre tierra con el mismo amor que ella nos ama a nosotros.”

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sábado, 29 de enero de 2011

Meditaciones con el niño-Universo y las rejillas de luz


Los seres de luz nos regalan visualizaciones para incorporar a nuestras vidas cotidianas que pueden sernos de gran ayuda.

Se trata de imaginar al Universo personificado en un niño risueño que nos acompaña allá donde vayamos. Podemos visualizarlo que lo cogemos de la mano en nuestros paseos y que siempre está a nuestro lado, hagamos lo que hagamos. Podemos fundir nuestro niño interior en la imagen de este niño-Universo y recrearnos en cómo sonríen, dispuestos a ayudarnos y a inspirarnos en cada paso de la vida. Ahora su sonrisa forma parte de nuestro corazón y se amplifica a cada latido, tocando a todos aquellos que la necesitan e inundando su existencia con el impulso de la alegría y la dicha de vivir.

Nunca nos olvidemos de mirar a este niño invisible, siempre dispuesto a escuchar nuestros pensamientos y a aceptar y disolver las lágrimas del corazón. Podemos conversar con él en nuestras meditaciones desde el nivel del alma o del ser y percibir su ansia de impregnarnos de amor, esperanza e ilusión. Seguro que tiene alguna frase inspiradora para nosotros, por ejemplo:

“Siento mi alma completa ahora.”

Y nunca olvidemos que ese niño-Universo, ahora integrado en nuestro niño interior, siempre abraza al ser que somos ahora.




Otra hermosa meditación que nos regalan los seres de luz, en este caso, los ángeles, es que cada vez que algo nos inquieta y no sabemos como sanar, imaginemos esta situación como un pozo sin fondo lleno de oscuridad y como diversos ángeles aparecen en fila con capas de rejillas de luz sobre sus manos para dejarlas caer una tras otra al fondo y provocar así que esa situación se transmute en pura luz y respire a la luz del alma. De este modo, las capas de luz van cubriendo ese agujero sin fondo al que no le vemos ninguna salida para irse transformando progresivamente con la sabiduría y la fuerza de la luz sanadora de las rejillas angélicas y dar paso a una puerta de sanación. Debemos ser constantes en esta meditación y practicarla frecuentemente hasta que esa situación se invierta gracias a la magia de los ángeles impulsada con nuestra fe.
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jueves, 20 de enero de 2011

Meditación con Ángeles y Hadas


Estas palabras son una bendición que emana del corazón de un ángel a través de mis pensamientos y que van dirigidas a vuestro corazón:


“Tu respiración es el aliento que el mundo necesita.”

“Eres como el agua que siempre abre camino a la vida.”

“Adopta una conciencia de paz y el mundo será un reflejo de ti.”

“El sol de tu lago de quietud se funde con tu lágrima emocionada de felicidad y nace la luz en tu corazón.”

“No te preocupes por el futuro y las respuestas se manifestarán.”

“Esto es lo más cerca que un ángel puede estar de una persona.”

Percibir como su luz tocaba cada poro de mi piel, mientras me invadía dulcemente, me aportaba ternura y me llegaba al corazón, me hizo apreciar la calidez de una valiosa paz interior, que nunca había imaginado antes, mientras lloraba de felicidad al sentirme agradecida por poder experimentar ese sublime momento.

“La plenitud es sentirse en unidad con Dios, solos tú y él. Es una experiencia totalizadora, unificadora, gratificante, liberadora, colma tu ser por completo. Sentirse en intimidad con la fuente de energía divina te hace sentirte a salvo y lleno en tu interior.”

En mi tiempo de meditación, rodeada de destellos luminosos radiantes y centelleantes, mi guía divino a través de mis pensamientos, desde una dimensión donde las cosas no toman forma, sino que están en su estado original de esencia etérea, me ha entregado un corazón de luz que he compartido con el mundo a través de una serena onda expansiva de paz, belleza, luz y equilibrio, que ha hecho emerger lágrimas de emoción de mi corazón.

Me encantaría que el amor contenido en ese corazón de luz divina, acariciara vuestros pensamientos y sentimientos y que os llenara de esperanza, dicha, plenitud y satisfacción.

Ojalá os haya llegado esa energía espiritual que, con tanto amor, los ángeles quieren transmitirnos a través de su luz para llenarnos de la armonía, espiritualidad, calma y la ilusión por la vida, tan necesarias para abrir nuevos caminos en nuestra evolución personal.

Sigo con mi tiempo de meditación,
envuelta en una capa de luz,
que colma este momento
y me arropa con el calor
que emana del manto de la plenitud y la felicidad que me embarga,
esa luz cuya calidez apacigua mi mente, abraza mis deseos y desea lo mejor para el planeta Tierra.


Visualizo un destello de luz divina,
que irradia su fuerza en cada estrella del cielo,
las mismas que espero que iluminen vuestros sueños,
bajo el techo índigo de noche
y os lleven de la mano
hacia lo más íntimo de vuestro corazón
para alumbrar vuestras ilusiones con el nuevo día.

Conecto con aquella esencia que sosiega los anhelos no cumplidos y que nos empapa de nosotros mismos en ese espacio interno impregnado de libertad y de nuestra perfección interior, tan sublime que nos extasía al palpar su existencia.

Destellos de ilusión corren en el universo de nuestra mente donde gotas de plenitud centellean sobre la superficie de nuestros pensamientos, deseosos de aflorar hacia el mundo, ansioso por lanzarlos en cada orilla de sus playas, en cada remanso de quietud, en cada rayo de su horizonte, como parte de un movimiento sosegado que exterioriza lo divino de cada uno de nosotros.

Mi hada:

Te posas en lo más recóndito de mi ser y te mudas a la casa en ruinas de mis secretos ya olvidados, ahora en cenizas, pero tú los alumbras con tu fe y consigues que tomen cuerpo, que vuelen con tus alas y que se muevan con tanta dulzura que me acarician la piel con las palabras que los conforman.

Emanas la fuerza de los que creen en sí mismos y que se han labrado su propio camino de autenticidad e integridad.


Y desde lo más íntimo de mí misma, le susurro al hada que todos llevamos dentro:

“Me regocijo en tus actos, en tus susurros y en cada sueño que complaces,
me recreo en la forma en que me enseñas a amar el momento presente
con tu magia
y esa calidez
que colma nuestra conciencia
de nuestro propio goce y deleite,
mientras nos sentimos fluir dulcemente
en las aguas
de nuestro lago
de calma emocional
y de apaciguamiento interno
de camino hacia lo mejor
de nosotros mismos.”

Me seduce la caricia
del momento presente
que se cuela
entre los pliegues de mis pensamientos,
adentrándome, abriéndome
al abrazo de la existencia,
ansiosa por hacerme sentir mejor.

Percibo ese halo divino
en todo cuanto me rodea,
ese sentido de lo sublime
del que me percato a cada paso.

El secreto de la magia
me desvela la belleza
de las emociones,
las cuales se elevan presurosas
para volar con las alas de mis sueños
y hacerles cobrar vida.

Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual*